El amor no es perfecto, el amor no se gana por lo bueno que eres o por lo que haces.
El amor se da, no porque lo merezcas, sino porque alguien vio en tu corazón ese lado puro, amante y sincero, porque esa persona vio quien eres detrás de las máscaras que usas para protegerte.
Esa persona te ama, porque al ver desnuda tu alma reconoció que a pesar de tu dolor te mantuviste, luchaste cada día y no permitiste que la oscuridad te hiciera cruel y te ama, porque al amarte al ayudarte a curar tus heridas y acompañarte en tu viaje, también sana.
El amor no es perfecto, el amor es aceptar a alguien humano, con sus defectos y virtudes y ofrecerle construir con él o ella una vida que, si bien tendrá muchos momentos amargos, también tendrá momentos de complicidad, felicidad, crecimiento mutuo, respeto y mucho amor. Por esto, el amor solo se da en una perfecta imperfección.
El amor verdadero es así, la fuerza más poderosa y pura que nace del dolor para pelear por la vida y mover al mundo.