El autoperdón.

El perdón es una de las herramientas más importantes en el proceso de la salud mental, en múltiples estudios se ha relacionado la capacidad de perdonar con una mejor calidad de vida y más bajos niveles de depresión en los grupos estudiados. Muchos de nosotros cuando pensamos en el perdón lo interpretamos desde una perspectiva externa (perdonar a los que les hicieron daño), pero muchas veces olvidamos enfocarnos en la importancia del autoperdón. Para Pereyra (2010) el perdón se define como el proceso de curar la herida producida por una ofensa grave, que significa un “cambio de corazón” hacía el agresor, a través del cual abandonamos las conductas de enojo o represalia, recuperando paulatinamente el amor y la confianza hacia el otro, que puede llegar a la reconciliación o no, según sea el caso. Aunque culturalmente tenemos muchas ideas equivocadas sobre lo que es el perdón, es importante resaltar que la diferencia entre aceptar y perdonar es muy sencilla. Aceptamos a la gente por lo buena que es para nosotros. Perdonamos a la gente por las acciones negativas que ejercieron sobre nosotros. Aceptamos a la gente por lo buena que es, la perdonamos por el mal que nos hizo” (Smedes, 2002).

Hoy me gustaría invitarte a que te mires al espejo, observes los ojos que se ven reflejados en el espejo, realmente te mires y reconozcas tu propio dolor, el daño que te has hecho. Perdónate por no valorarte lo suficiente, por no cuidarte o por no respetarte (cada uno de nosotros tenemos diferentes cosas por las cuales pedirnos perdón), recupera tu amor propio y mediante el perdón aprende a ver a la persona que realmente eres más allá de las frustraciones y los errores. Una persona en constante crecimiento, una persona que se atreve a vivir más allá de si misma, que no se limita por su rencor, pero que es libre por su perdón.

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